domingo, 18 de septiembre de 2016

Negro sobre Rosa, Gris sobre Naranja

Terminando el cuarto largo, el último de la vía Rosaleda.
A propuesta de Maite, y huyendo del cierzo, este domingo hemos tirado para Riglos. Vía equipada de máximo 6a+, con abundantes muros de V/V+. La vía en cuestión se llama Negro sobre Rosa, que es una combinación de la vía Rosaleda, abierta en 1960, nada menos que por Navarro, Díaz, Bescós y Montaner, y un muro de conglomerado gris que sube al recientemente bautizado Mallo del Medio, entre el Mallo Cuchillo y el Frechín. Durante décadas, ha permanecido con equipamiento antiguo, lo que, junto a una roca mediocre, no ha favorecido que sea una de las vías muy repetidas de Riglos. Esta vía de la Rosaleda terminaba recorriendo una canal con bastante vegetación. Recientemente se ha equipado un espolón-muro que queda a la izquierda de esta canal, consiguiendo una línea muy elegante. A esta segunda parte los aperturistas le han llamado "negro" y de ahí el nombre de la vía: Negro sobre Rosa. La parte de abajo también está muy bien reequipada, y ya no se pasa miedo.
 
En verdad es una vía con dos partes bien diferentes, cada una con sus encantos. La primera parte es puro Riglos, roca naranja, diedro-chimeneas muy verticales, y desgraciadamente más tierra de la deseable, sobre todo en las zonas más fáciles. A mí me gustó mucho, aún con todo, el largo cuarto, por el que se llega a la reunión en árbol, justo a mitad de vía. En toda esta primera mitad se trata de escalada clásica, buscando las debilidades naturales de la pared, en oposición casi todo el rato.

Primer largo, típicamente de fisura-chimenea riglera (V).

Segundo largo, más largo y algo más vertical que el primero (V+)
Tercer largo en travesía (III+), para enfilar hacia la canal superior.



La segunda parte, es otra cosa. Después de un largo de transición por la canal, se llega a una reunión muy cómoda y donde te puedes sentar a disfrutar de la tranquilidad y el silencio, ya que se deja de ver el patio y sobre todo se deja de ver a las demás cordadas, y de oir las voces y gritos, que siempre (en mi opinión) dan una ambiente de tensión algo desagradable a la escalada en Riglos.
La matriz del conglomerado aquí es gris, y los bolos no son bolos, son piedras menos redondeadas, con más aristas, más al estilo de la roca del cercano macizo de Peña Ruaba. Se hacen en este espolón tres largos muy elegantes. En el primero las dificultades se centran en un muro del tercio superior, donde ya se vuelve a coger sensación de patio. Es un largo bastante largo y al final la cuerda roza bastante. Después viene un muro muy vertical y que a ratos tira ligeramente para atrás, en el que vas encontrando cantos (o cantitos), pero siempre hay algo, y es uno de los largos más bonitos que he escalado en Riglos. Es el 7º largo, 6a+. Para acabar, un largo con dos panzas que le dan algo de picante, ya que lo demás es una cuesta de vacas hasta llegar a la cima.


En el 6º largo (V+/6a), antes de lo vertical (en sombra) y del muro elegante del L7 (arriba del todo)

Maite acabando el L7 (6a+)

La bajada tiene un poco de vuelta, y sobre todo una pequeña sorpresa desde el collado hasta el camino de bajada común con el Mallo Melchor Frechín, porque hay que subirse a un árbol y trepar un tramo vertical de pared agarrándose a una cadena...

Algunos consejos prácticos para quienes la vayan a repetir: NO empalmar largos. Los 16 expreses se gastan completos (o casi) en al menos tres largos (L4, L6, L7). Las longitudes que marca el croquis "oficial" de los últimos dos largos, creo que están demasiado bajas. En todo,caso, si se quieren empalmar, calcular que van a hacer falta más de 25 expreses si se chapa todo.
En los casos de los largos más cortos de la parte baja, conviene hacerlos, para evitar los roces de cuerda excesivos.
Los friends y los fisus os los podéis dejar en casa.

Y a disfrutar!






martes, 19 de julio de 2016

Alpinismo en el Petit Astazou. Menú completo.


Escalando en el primer tercio del espolón NW del Petit Astazou
Ya he perdido la cuenta de cuántos años han pasado desde que con mi primo Ibón, realizamos la primera escalada en alta montaña por nuestra cuenta. Hará algo así como 25 años. Ayer hice con mis amigos David y Olatz la misma ascensión que aquella vez: el espolón noroccidental del Petit Astazou.  Las sensaciones fueron muy parecidas: dureza en la aproximación, disfrute en la escalada, agonía en el regreso, satisfacción duradera para los días siguientes: altas dosis de felicidad.

Comenzamos el sábado con un viaje pesado desde Jaca hasta Gavarnie. Tres horas de puertos con las carreteras llenas de coches, autocaravanas, muchas motos, nos dejaron en Gavarnie a media tarde, con mucho calor. El pueblo estaba lleno de gente, de coches el aparcamiento. Los bares, brasseries, creperies, bistrot y demás estaban trabajando bien. Había para toda la familia: tendas abarrotadas de chuches para los niños; puestos de quesos y salchichones para los padres; tiendas llenas de no se sabe qué para las madres. Cruzamos la calle principal (Chemin du Cirque) con nuestras mochilas, como raros ejemplares entre la abundante clientela del Astazou, el Taillon, la Cascada. Teníamos justo delante y encima una gran mole rocosa cuya admiración justifica todos estos negocios. Nosotros ibamos a escalarla.

Gavarnie: el "Chamonix" del Pirineo Francés. Allí arriba a la izquierda, perfectamente perfilado, nuestro objetivo.

Durante la ascensión por bosques de hayas, abetos y pinos, el espolón no deja de vigilarnos

Llegamos a la cabaña de Pailla antes de lo esperado

El sol del 16 de julio de 2016 se despide con una cálida caricia de la cara norte del Taillon.

Amanece en la cabaña de Pailla, se encienden la brecha y el Taillón, y nosotros salimos




En la aproximación pasamos debajo del Couloir de Swan

David comienza el primer largo

Las vistas son en todo momento espectaculares
David escalando en la primera parte del espolón

Empezando a escalar el cuarto largo

Las ovejas se pasaron todo el día en el nevero

Hacia el diedro tumbado muy bonito del cuarto largo

En las placas del quinto largo

David llegando a la séptima reunión

Olatz en el penúltimo largo

Último largo, por una canal con mala pinta por la roca suelta, pero que no era tan mala de escalar.

LLegando a la cima

Cansados tras la escalada, contentos, pero conscientes de que se nos haría tarde al volver

Cinco horas después de hacer cima pasamos junto al refugio de Espuguettes. El sol se despide igual que el día anterior.





domingo, 10 de julio de 2016

Escalada en la vía Torrijo, cara sur del Tobazo

Desde la parte alta de la vía Torrijo se domina la Canal de Izas. A la izquierda y abajo, una cordada en una reunión, en  la faja herbosa de la a mitad de la vía Valle de Canfranc.

Con esta escalada he completado en dos años tres vías de muy parecida concepción en la cara sur del Tobazo. Las vías Valle de Canfranc, Tobazogan y Torrijo. Son vías largas, de más de 10 largos y bien equipadas, en general fáciles, con algunos largos intercalados de mayor dificultad, que se pueden superar agarrándose a los expreses (A0) si la dificultad resulta excesiva.



Este sábado pasado, escalamos juntos María Alejandra y yo. Salimos prontito de Jaca, a las 7:00, con la intención de escapar de los calores exagerados de estos días. La aproximación por Rioseta, ya conocida, la hicimos en poco tiempo pero ya estábamos sudando en la pedrera que da acceso a la vía. Con la foto de la ruta en la mano, fue fácil ver por dónde va la vía, y al llegar a la parte alta de la pedrera ya vimos las primeras chapas, así que en una repisa buena debajo de un parabolt, paramos y nos encordamos.

Los dos primeros largos son muy tumbados y es como una aproximación trepadora a la parte de muros donde se empieza a escalar de verdad.

En el tercer largo ya se escala una placa un poco tumbada con presas pequeñas (V+), que nos dejó en la reunión debajo de una fisura - diedro. En esta reunión la roca rezumaba aún agua y nos mojó la cinta.

Antes de comenzar la placa del tercer largo

Escalando entre dos manchas de roca mojada,  superé el diedro-fisura y el paso más difícil, debajo de un pino (V+) ya cerca de la reunión, del cuarto largo, muy corto.

Quinto largo, fisura-diedro con muy buenos cantos

El quinto largo es también un largo más bien de transición, con algunos resaltes de roca entre repisas herbosas y con grava o piedra suelta (IV+).

El sexto largo comienza por un muro muy vertical y con muchas chapas, con las máximas dificultades en la entrada y en la salida (6b), que conseguí superar en libre. Después del primer muro se sigue por terreno más tumbado (V), gastando chapas. Los parabolts están aquí demasiado cercanos, en mi opinión. En más de cuatro ocasiones recuperé el express anterior después de chapar, y gracias a ello llegué a la reunión pudiendo chapar algunas de las últimas. Llevábamos 13 expreses, pero en ese largo hay más de 16 o 17, así que ojo con llevar bien de cintas.

El séptimo largo es, como dicen en algunas piadas, el mejor y más exigente de la vía. No es físicamente tan difícil como el quinto, pero hay mucho terreno de escalar en placa de 6a, sin presas netas para las manos, en equilibrio de adherencia con los pies. Las chapas, además, están muy bien colocadas pero exigen que escales entre ellas. Es donde más siente uno que escala de verdad.

Séptimo largo, muro tieso y mantenido, el más bonito de la vía.

Después, los últimos tres largos, de corta longitud (a mí me parecieron de menos que los 30m que marca la reseña), son muy discontinuos, con zonas herbosas y repisas poco inclinadas. Entre ellas, algunos muros de buena roca y grandes cantos alegran la escalada. Lo mismo se puede decir de las vistas, que en la parte final son grandiosas, con la cara norte de los pico del Aguila, Tortiellas, Lecherines y Aspe a nuestra altura.

Resaltes de IV+ que adornan los fáciles largos finales.


Magníficas vistas en la parte alta de la vía. Se ve una cordada en la faja estrecha de la vía Valle de Canfranc, y muy al fondo, Balaitous y Frondiellas.


María terminando el último largo, con toda la vía por debajo, que coge un desnivel considerable; justo antes de la sorpresa final.

Llegamos a muy buena hora la final de la vía, y a las 14:02 ya estábamos de vuelta en el coche, después de caminar hasta el llano de Tortiellas por la pista de Candanchú y bajar a Rioseta por la GR-11, pasando calor, del que al final no conseguimos librarnos del todo.
















sábado, 16 de abril de 2016

Dos Diablos en el Corazón, en Peña Ruaba

Hoy hemos aprovechado la mañana para escalar en Peña Ruaba, una de esas vías muy equipadas y de grado fácil. No pasa de V. Recuperando sensaciones de escalada después de los meses de invierno sin escalar. Al principio se hace raro hasta el IV+, pero luego ya nos vamos acostumbrando y disfrutamos de los largos 5º (el mejor, vertical y con supercantos) y 6º, de V grado.

La bajada la hacemos por una canal que sale a la derecha del colladito detrás de la cima donde confluyen muchas vías, entre Otras Santi Sagaste y Los Terceros También existen, que ya habíamos escalado antes.


 Iberis saxatilis

Narcissus cf. assoanus