sábado, 7 de noviembre de 2015

Sendero Límite en la Ralla d'as Tiñas

Segundo día que venimos a escalar a esta pared de Arenisca. Otra vez quedamos en el aparcamiento de enfrente del Mesón de Arguis, otra vez somos el primer coche en el aparcamiento debajo de la Sierra de Bonés, y otra vez subimos ponendo atención por el enrevesado sendero entre margas, junquillos, cajicos y bloques de arenisca hasta el pie de las vías. Otra vez nos vamos más arriba de lo que tenemos que ir cuando vemos el primer dpie de vía, pero cuando pasamos debajo de la entrada a la vía Blue Velvet, a partir de aquí ya todo es nuevo.

Atacamos la vía Sendero Límite sobre las 9:30. Comienzo yo, que me ha tocado a suertes, así que yo haré los largos impares y David los pares. Los primeros largos son fáciles y cortos, rodeados de bojes, pero van bien para ir entrando en calor y probando el tacto tan particular de la arenisca. Nosotros no empalmamos, porque sospechamos que la cuerda puede rozar bastante. Hay muchos seguros, y seguir la vía es muy fácil, de parabolt en parabolt. Las renuiones son cómodas y están perfectamente montadas.
David saliendo de la primera bavaresa
En el cuarto largo comienza la escalada más interesante. Se sale desde la reunión por una especie de fisura ancha que lleva a un diedro oblicuo. Son pasos raros, de girarse una y otra vez para coger la postura correcta en cada movimiento. Tras este resalte de V+, la vía ya tumba algo, con plaquitas surcadas por fisuras horizontales muy netas, de arenisca, que David protege con algunos friends. A este tramo llaman en el croquis La Morcilla.
En el paso de subida a La Morcilla

LLegando a la reunión, después de superar La Morcilla.
Después me toca a mí un largo muy diferente. Se trata de una gran placa, algo tumbada, que va perdiendo inclinación conforme subes. En la primera parte, la escalada es puramente de adherencia. No estoy acostumbrado. Sé que tengo que poner manos en apoyo a la altura de mi barriga, con los dedos apuntando hacia abajo. Sé que tengo que poner la mayor superficie posible del pie de gato. Cuando ya hago todo esto, sé que tengo que cargar el peso y tirar para arriba. Pero también sé que si me desequilibro, si cambio la postura del pie, si "fallo", no tendre dónde agarrarme. Me tranquiliza que los seguros están muy cerca, y no hay peligro de una caída larga, aunque sí de un buen raspón. "No pesas", me dice David. Así que pongo mi "no peso", mi "levedad" en el pie, y tiro para arriba. Es verdad! No resbala!, no peso! Los primeros pasos son donde más gasto la mente, luego me confío más, y me parece que le voy cogiendo el tranquillo. V+ de adherencia, en el límite de mi capacidad mental.
Adherencia en la Gran Placa. Lo más difícil ya ha pasado.
La placa acaba, bastante tumbada, debajo del gran muro vertical de la parte alta de la pared. David hace este largo, el más exigente de la vía. Comienza por un paso duro que queda a la derecha de la reunión, donde tiene que colgar su cuerpo de un empotramiento de puño, para pasar enseguida hacia la izquierda en travesía, que se prolonga durante unos 10 o 12 metros, sujetando las manos en una laja perfecta y los pies en adherencia en el reborde de unas plaquitas. Muy estético, aunque no tan difícil como lo que viene luego. Después de la travesía, un par de pasos de fisura llevan a un paso realmente raro. Se trata de un techo que hay que superar por su derecha, metiéndose primero debajo y saliendo de una manera muy retorcida. Está bien protegido, pero cuesta. David se lo saca muy bien y depués voy yo de segundo. Quiero ir rápido, y me agarro al express en cuanto veo la cosa un poco chunga.
Al final de la travesía en el 6º largo
Después hay otra travesía en sentido contrario, por una placa tumbada, que aunque es fácil, cuesta un poco porque también es de adherencia, y aquí los seguros están un poco más lejos. Después de la placa un corto muro vertical, con una especie de diedro, lleva a reunión muy cómoda.

Haciendo el último paso del séptimo largo.
El último largo es un bloque con una entrada para nosotros imposible, que aceramos, y solo tiene 10 metros. Después de recoger las cuerdas y ponernos las zapatillas, bajamos hasta la penúltima reunión andando y desde allí rapelamos, perimero hasta la reunión debajo de la Gran Placa, después hasta la de debajo de La Morcilla, y desde allí hasta abajo del todo. No se llega a pie de vía sino algo más al oeste (bajando a la derecha), y en cuanto termina la inclinación ya se ven los rastros de sendero que nos llevarán por la base de la pared hasta donde hemos dejado las mochilas, a pie de vía. Desde allí en media hora bajamos al coche, y a comer a casa. Muy buena mañana, y una vía interesante, muy bien equipada y que nos obliga a apretar un poco, que ya hace falta.




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