lunes, 28 de abril de 2014

Bacías, Vacío



En los mapas pone Baciás; pero su nombre es Bacías. El nombre, según me contó Luis Villar, se lo pusieron los pastores. Le llamaban así a este monte poco puntiagudo y fácilmente accesible, porque era a donde traían las ovejas que estaban "vacías". Las que estaban preñadas, se separaban e iban por otro lado. Probablemente no tan arriba, digo yo. Porque pasa de los 2.700 m. Aunque, por otro lado, el topónimo Bacías, en Navarra, se refiere a los abrevaderos (troncos vacíos, para poner el agua). Hay detrás de este monte, una cuenca llamada Las Bacías, llena de pequeños iboncitos... para más cachondeo, el verano que pasé un día entero en esta cima muestreando, uno de esos ibones estaba...vacío. En fin, enredando con los nombres, es fácil decir chorradas, y alguna además será cierta. Pero seguro es que es Bacías; sin diptongo.
En todo caso, es un bonito monte que se sube sin grandes riesgos desde el Balneario de Panticosa. Por el valle del Ara la subida aún es más fácil, pero exageradamente larga.

Este domingo 27 de abril me fui muy de madrugada, de mañanera al Bacías. Y como fui pronto, me lo encontre...vacío.

Antes de la hora del desayuno (acaba de amanecer):

A la hora del desayuno, tres cuartos de hora después, nebisqueando:

A la hora del vermout:

Y entre tanto, esos placeres extraños que nos gustan tanto:
Nubes, viento, nieve, sol, crestas de granito, pendientes resbaladizas, ibones helados, collados sorprendentes, laderas vertiginosas, dedos entumecidos por el frío en la cima, valles profundos y bajada disfrutona: esquiada sobre nieve muy segura, a ratos dura y a ratos polvo, movida por el viento. ¿alguien da más?











miércoles, 16 de abril de 2014

Buena nieve primavera, en el diente noroccidental de Batanes


Este domingo pasado madrugamos bien y nos fuimos a aprovechar el paquetón de nieve que hay en la alta montaña. Elegimos una ruta a la que teníamos echado el ojo en verano, con un itinerario bastante directo y buena altitud: el diente noroccidental de Batanes (en la foto, el de la izquierda). Se puede subir hasta la cima con tablas, y te plantas a más de 2.800 metros. A priori teníamos duidas sobre la nieve (estuvo haciendo calor toda la semana). Pero cogimos casi toda la subida en sombra, sobre todo abajo, y la verdad es que estaba muy bien. Nieve dura, para foquear con cuchillas en todo momento.

Tras pasar el bosque de abajo, como suel ser habitual, con los esquís en la chepa, ya con una sudada encima nos calzamos las tablas encuchilladas en la majada del Serrato. Subimos la primera rampa fuerte (la más fuerte y mantenida de la excursión), entre pinitos y a la sombra, mientras enfrente ya da el sol en las mallatas de las Argualas.


Encadenando pequeñas palitas con tramos más suaves, llegamos en dos horas a los ibones de Serrato, donde nos da el sol, y tomamos algo de agua, un poco de resuello, y nos ponemos a recorrer las palas y rellanos, como los tobganes de un aquapark, por los que recorremos la cuenca de los ibones de Labaza. El sol ya brilla, aunque muy de refilón, en algunas palas; la mayoría siguen en sombra. Luego, las encontraríamos perfectas a la bajada, todas al sol pero con poco tiempo de luz, todavía con la nieve casi dura.



A las 11 de la mañaa, ya estábamos en la cima, sin viento, al sol. Un día muy bueno que aprovecharon también otros montañeros esquiadores con los que copincidimos en la cima (no muchos). Solo quedaba disfrutar de la bajada.



Esquiamos muy a gusto. Con esta nieve, hasta parece que sabemos esquiar! Apuramos los metros finales entre zaborros de nieve y pinos del barranco que hay al norte del zig-zag de la subida. En este tramo ya voy al límite, por mi falta de forma física en las piernas y por el miedo a dar un mal giro y tronchar la rodilla...pero ha sido una bonita excursión, con una muy buena esquiada, y aprovechando a fondo toda la mañana. ¡Ahora a por la siguiente!