miércoles, 10 de septiembre de 2014

Verano inquieto II: "love climbing" en los Pirineos

Este verano, contra todo pronóstico, está siendo de bastante escalar. Todavía no he recuperado la confianza y forma de antes de la operación, pero ya he podido rodar en vías de varios largos sin acordarme que hace un año me planteaba si dejaría de escalar para siempre.
Con David, nos estamos aficionando a las vías de escalada  de quinto grado y equipadas. Últimamente se están abriendo bastantes de estas en el Piri y en el Prepirineo. El grupo de escaladores "Sendero Límite", principalmente, son los que más vías de este estilo están abriendo. Son escaladas que disfrutamos un montón los que no tenemos mucho nivel aunque llevemos ya bastantes años escalando.

Como son vías muy seguras, en las que es sencillo maniobrar, con reuniones rapelables y los seguros muy cerca, se pueden hacer sin apuros por gente que está empezando. Vamos, vías a las que se puede llevar a las "novietas": Love Climbing. Y no entro a valorar si es buena o mala idea lo de ir a escalar con la novia (no digo con la mujer, porque entonces ya me da la risa). Lo que sí que puedo asegurar es que sirven para que los que somos padres y nos va saliendo calva, disfrutemos de nuestras escapadillas como niños. Así que, aunque a veces se pasen con los seguros (ojo, se te pueden acabar los expreses del arnés), desde aquí un agradecimiento a la gente que equipa estas vías bonitas y disfrutonas, especialmente a los de Sendero Límite.

El 15 de junio escalamos "Los Terceros También Existen", en Peña Ruaba. Queríamos hacer la vía Valle de Canfranc en la cara sur del Tobazo, pero cuando llegamos a Rioseta el tiempo no era bueno, el viento norte metía nubes frías en las cumbres cercanas y tenía pinta de que habría niebla y lluvia. Así que, como suele ser habitual, viramos al sur. Paramos en mi casa para sacar la reseña de una vía que nos apetece, en Peña Ruaba: El Espolón del Gállego. Según íbamos bajando por la carretera del embalse de la Peña, se nos antojó que la vía era demasiado larga, y yo tenía algún compromiso por la tarde. Para mí era la primera escalada en 6 meses y no venía muy entrenado, así que me pareció perfecto ir a la vía más fácil de Peña Ruaba: Los Terceros También Existen. Una vía que solo tiene un largo un poco más tieso, el tercero, de V grado. Nosotros lo hicimos como segundo largo, ya que empalmamos los dos primeros. También empalmamos largos hacia arriba; íbamos con dos cuerdas de 60 m. Al acabar la vía, un pequeño destrepe hacia la cima de Peña Ruaba nos deja en un collado y desde allí seguimos subiendo, en ensamble por unas rampas que están aseguradas. Una vez arriba, solo quedaba bajar hacia el este para empalmar con la vía ferrata, ya de bajada hacia el sur. No pasamos nada de calor, más bien, al principio y a la sombra, casi frío. Así que nos libramos de un importante marrón en el Tobazo, pero también seguramente de un frío y un viento bastante molestos en el Espolón de Gállego. Al fin y al cabo, una bonita mañana trasteando con los "titos" de escalar.




El 28 de junio me tentó mi hermano Pablo, a través del wasap, para unirme a él y a Raúl al día siguiente. La tentación era grande, y decidí caer en ella dulcemente. Así que el domingo 29 de junio por la mañana, bien temprano, me presenté en un aparcamiento de Formigal donde habían dormido con la furgoneta. Sin perder tiempo, y con más frío de lo que habríamos imaginado, nos fuimos hasta el inicio de la pista, nos pusimos los arneses y recorrimos la fácil aproximación a la vía Valle de Tena en la cara sur de Peña Foratata. Era un día frío, incluso muy frío, con "raca" en la cara norte del Pirineo; nos encontrábamos, por ser la pared de orientación sur, al sol, justo al resguardo de las nubes y la llovizna venteada que convertían en un infierno la zona del Midi y Portalet. Con esas condiciones de tiempo dudoso, solo estabamos nosotros en la vía.

Empalmamos largos en la primera parte (L1+L2 y L3+L4) y al final (L8+L9). Salían así 6 tiradas, y como eramos tres nos repartimos a 2 tiradas por persona. Empezó Raúl por las rampas de buena caliza, algo tumbadas, de la parte baja. Alguna salida más tiesa, alguna placa de adherencia, y una sección de canalizos le daban algún picante a estos largos, que en general son fáciles, y como casi toda la vía, muy bien protegidos. Seguí yo por los dos largos siguientes, un poco más verticales, anteriores a la fisura/off-width que marca el punto álgido de esta vía. Me gustó la escalada en esta sección, con diedros bonitos y buen canto, pero me costó algo vaciar la mente lo suficiente para darme algún paseo entre chapa y chapa (8m? 10m?). (Recomiendo a todo el que vaya que se lleve un par o tres de friends, yo los eché en falta). Después, a Pablo le tocó el largo clave. Ya desde la reunión impresionaba bastante este largo, realmente difícil, y Pablo se lanzó dispuesto a pelearlo. Lo peleó duramente, como un gusano titánico, empotrando medio cuerpo entre las paredes cuando la chimenea se convirtió en fisura, y la inclinación vertical del incio fue haciéndose desplome poco a poco. Al final llegó a los cantos de la parte final, gracias a los cuales pudo ya sacar los pies y subir en técnica de diedro hasta la reunión. Un señor largo de 6b que se curró el hermanito, resoplando y arrastrándose, pero sin cometer la deshonra de agarrarse a los expreses. Por detrás, Raúl y yo no tuvimos remilgos en deshonrarnos en el punto clave (cuando la fisura/chimenea es muy muy estrecha, tienes que salir, ya no hay ningún cantito para los pies, y aún no has llegado a los cantitos para las manos) y nos agarramos al express. De allí para arriba ya fue más sencillo, con una bonita chimenea al final, también algo estrecha, pero mucho más asequible (a mí en general me gustan las chimeneas).

Mientras recogíamos las cuerdas, nos llegaban chispitas de lluvia traídas desde Francia por el viento norte. Bajamos con mucho cuidado por la faja Fermín y al final destrepamos un escalón de la pared de unos 20 m (destrepe de II). Una vez en la hierba, volvimos felices hasta el coche.  Tres padres de familia satisfechos de su escapadita una mañana de domingo.

Raúl empieza empalmando los dos primeros largos.


Raúl aprieta un poco en la salida del L3


Raúl en uno de los diedros de los largos intermedios

Largo clave. Pablo nos espera triunfante en la reu.

Bajando con cuidadín por la faja Fermín


Algunos de los habitantes permanentes de la vía:

Antirrhinum molle

Tomillo

Carex halleriana

Lonicera pyrenaica

El viernes 25 de julio, después de pasar tres días en el valle de Espingo, David y yo nos trasladamos a Montfalcó, al refugio Casa Battlle. Al día siguiente, nos bajamos temporanito al incio de la cresta Urquiza - Olmo. Nos confundimos al tomar el camino de bajada desde la ermita de Santa Quiteria (hay que llegar a la misma ermita y empezar a bajar por el filo de la cresta, siguiendo unas marcas azules perfectas). Nosotros empezamos a bajar por el bosque sin haber subido a la ermita, y nos comimos un buen marrón de "jabalinear". Tras un mal comienzo, conseguimos empalmar con el camnino bueno y terminar llegando a la base de la cresta. El primer largo casi nos asustó un poco, pero como había que meterse...me metí y lo saqué bastante bien.
Después de este largo, de V+/6a, de 40 m, el resto de la cresta es otra cosa, mucho más relajado.
Disfrutamos de los siguientes largos, prontito en la mañana, pero ya a las 9 y media empezaron a cantar las chicharras...hacia las 11 llegamos, tras el segundo rápel, a la reunión en la que se toma el L7, que tiene pinta de ser uno de los más bonitos. El calor era ya brutal, y justo allí, en la brecha, se podía salir fácilmente al camino, así que no nos lo pensamos demasiado y nos escapamos del crematorio. Nos quedó pendiente la segunda parte de la vía, que se puede hacer también aproximando cómodamente hasta esa reunión. La subida, por el empinado sendero, con un calor de mediados de verano en Monrebei. Cantaban las chicharras, nos agarrábamos a las raíces de los durillos y algún madroño. Olía a romero y a sabina, potenciadas sus esencias por el calor que nos hacía sudar y mezclar aromas propios y ajenos. La tierra cubierta de hojarasca resbalaba en las partes más empinadas. Una subida selvática, hasta llegar por fin al albergue de Montfalcó (casa Batlle), donde las cervezas estaban bien frías...¡y qué bien nos dieron de comer!!
Disfrutando de los parabolts y de las vistas, a primera hora de la mañana

El 9 de agosto madrugamos en Jaca y nos fuimos a por el segundo intento de la cara sur del Tobazo por la vía Valle de Canfranc. La tarde anterior había caído una tormenta de espanto en la cabecera del valle del Aragón, justo allí, que me pilló en lo más fuerte bajando en coche por Canfranc Estación. La cortina de agua y granizo era tal que no se veían ni las luces traseras de loos coches de delante. COn semejantew ionfierno de agua tuve que parar, como los demás vehículos; a mí me tocó la parada justo junto al poste del punto kilométrico 666.
En fin, que a la mañana del sábado nos plantamos en Rioseta, con una previsión meteorológica favorable, y nos fuimos para arriba. En la pared había muchos rezumaderos de agua. Mientras nos aproximábamos, dudamos cuál era la canal que nos tocaba...por ver si la tendríamos seca. Cuando por fin ya vimos el inicio de vía, comprobamos que había bastantes chorreras por donde teníamos que subir, sobre todo en los primeros largos. Estuvimos a punto de retirarnos por segunda vez, pero al final pudieron las ganas (al fin y al cabo, si lo veíamos muy feo, siempre podríamos rapelar...). Fue un acierto. Sí que me tocó en un largo hacer un paso "across de river", ya que una franja de agua de un metro y medio de ancho corría por la placa de adherencia mojando los parabolts...así le dimos un poco de picante al "love climbing" (wet love climbing...). Luego, del 4º largo para arriba encontramos toda la vía seca. Una vía superbonita, larga (15 largos), con variedad de tipos de largos (bavaresas, diedros, adherencias) con dificultades hasta máximo un paso de 6a (es lo que para mí se podría considerar el primer V+ que marcan las reseñas). Mucho ambiente en la parte final, donde ya coge buen patio, y un disfrute total, ya que de parabolt en parabolt no hay pérdida. Seguo que se convertirá en una gran clásica. En esta me dejé la máquina de fotos en el coche.

Para cerrar este gran verano de escaladas largas y disfrutonas, el 6 de septiembre nos fuimos a pasar la mañana a Peña Ruaba, en la vía Espolón del Gállego. Otra gran gozada, que escalamos solos, con buena roca, buen equipamiento, buenas vistas, y una brisita que no molestaba pero servía para que no agobiase el calor. Claro, así hasta me salió el paso de 6a+ en libre. LLegamos hasta la cima de La Ralla (los primeros 250m) y ya decidimos bajarnos, para bajar a comer a Murillo. Hicimos los rápeles que cruzan la vía Tierra de Dragones (qué buena pinta también ésta), empalmando los dos primeros y los dos últimos con las dos cuerdas de 60m. LLegamos al coche cuando el calor empezaba a apretar, justo a tiempo para catar buena jarra de cerveza y bocata en el bar de Murillo.
Y colorín colorado, este gran verano de "love climbing", se ha acabado.
 Primeros largos, asegurndo a la sombra del madroño.

 Bonito largo, con el murito que le da la máxima dificultad a la vía.

Vista desde el suelo, una cordada que venía por detrás de nosotros, montando la última reunión. Mucho ambiente (y buen canto) en la última panza del último largo, dominando el espolón.




domingo, 31 de agosto de 2014

Verano inquieto I: viaje a Tesalónica

Llevo varios meses sin actualizar el blog, pero no por falta de ganas o de haber hecho actividades interesantes. Más bien al revés: casi no he parado desde finales de mayo, con unos meses de junio, julio y agosto de intensísimo trabajo de campo. Entre medias, además, he podido sacar algún tiempo para hacer vacaciones y otras cosillas. No quiero dejar la costumbre de ir publicando más o menos regularmente en este blog las cosas que me parecen majas, y que tal vez puedan interesar a alguien. Por eso, ahora que tengo tiempo, voy a recopilar varias de las actividades de las que he disfrutado este verano:

25 a 28 de mayo: Viaje a Tesalónica (Grecia)
Varias escaladas:  "love climbing" en los Pirineos
Espingo: el reino pirenaico de los tresmiles
Valle de Baztán: vacaciones con raíces



25 a 28 de Mayo: Viaje a Tesalónica

Fui invitado por la Comisión Europea a un seminario de expertos en conservación de Hábitats de Interés Comunitario. Poco pudimos hacer fuera del hotel, y dentro solamente trabajo. Sin embargo, pude visitar un gran delta en una excursión guiada por los organizadores: el Parque Nacional Estuario de los ríos Axios-Loudias-Aliakmonas. En realidad es un gran sistema de estuarios, donde se juntan las desembocaduras de cuatro ríos (uno de ellos, no recuerdo cuál, es el segundo río más largo de los Balcanes). Además de los estuarios hay lagunas y pantanos costeros, en una gran llanura de aproximadamente 320 kilómetros cuadrados, que también está plagada de arrozales. Tiene una gran importancia ecológica, pero está cerca de esta gran ciudad, y los griegos no la respetan. A pesar de ser Parque Nacional desde hace décadas y estar absolutamente prohibido, algunas de las lagunas se han llenado de escombros ilegales provenientes de la construcción, producidos por la increíble expansión urbanística de las últimas décadas. Las autoridades no han actuado ¿A alquien le suena esto?



 Atardecer en el golfo de Tesalónica, nada más llegar al hotel. Tesalónica es la segunda mayor ciudad de Grecia. Tiene un importante puerto, y una configuración parecida a la de Barcelona, con la parte vieja y otros lugares neurálgicos de la urbe cerca de la costa. Mi impresión de la ciudad (además de lo que nos contaron sobre el Parque Nacional y su gestión los colegas biólogos griegos que trabajan allí), es que están bastante atrasados respecto al resto de Europa. Incluso respecto a España. Al igual que me ocurrió al visitar Sicilia hace dos años, ví unas calles sucias, unas casas poco cuidadas, muchos coches viejos y bastante caos en el tráfico. La gente, sin embargo, parece vivir alegre, paseando junto al mar, comiendo en infinidad de puestos callejeros y llenando los bares y las terrazas. Un día de labor cualquiera (era martes), a la una de la noche, el paseo que une el barrio del viejo puerto con la zona de nuestro hotel estaba plagada de gente joven, incluso muy muy joven. Muchos de ellos, al día siguiente, tendrían que ir al instituto. Como comentabamos con los colegas españoles: seguramente a primera hora tendrían religión.


Una de las cosas que más me impactó, desde el paseo marítimo de Tesalónica, fue ver al otro lado del golfo, a lo lejos, una montaña que aún tenía nieve. En la foto se puede entrever un poco, difuminada entre la calima. Seguramente no ha habido en la historia una montaña más mítica: es el Monte Olimpo, 2.917 metros de desnivel que se alzan desde el mar, imponentes. Desde las suaves costas y campos de cultivo de la región de Macedonia, de clima mediterráneo, cálido, de inviernos suaves, (tierras de arrozales, viñedos, olivares), hasta la alta montaña, de rocas y nieves, tormentas, heladas, vientos intempestivos, y condiciones extremas, defendida además por un brutal desnivel de casi 3.000 metros. Desde el mundo de los humanos, hasta el mundo de los dioses.




lunes, 28 de abril de 2014

Bacías, Vacío



En los mapas pone Baciás; pero su nombre es Bacías. El nombre, según me contó Luis Villar, se lo pusieron los pastores. Le llamaban así a este monte poco puntiagudo y fácilmente accesible, porque era a donde traían las ovejas que estaban "vacías". Las que estaban preñadas, se separaban e iban por otro lado. Probablemente no tan arriba, digo yo. Porque pasa de los 2.700 m. Aunque, por otro lado, el topónimo Bacías, en Navarra, se refiere a los abrevaderos (troncos vacíos, para poner el agua). Hay detrás de este monte, una cuenca llamada Las Bacías, llena de pequeños iboncitos... para más cachondeo, el verano que pasé un día entero en esta cima muestreando, uno de esos ibones estaba...vacío. En fin, enredando con los nombres, es fácil decir chorradas, y alguna además será cierta. Pero seguro es que es Bacías; sin diptongo.
En todo caso, es un bonito monte que se sube sin grandes riesgos desde el Balneario de Panticosa. Por el valle del Ara la subida aún es más fácil, pero exageradamente larga.

Este domingo 27 de abril me fui muy de madrugada, de mañanera al Bacías. Y como fui pronto, me lo encontre...vacío.

Antes de la hora del desayuno (acaba de amanecer):

A la hora del desayuno, tres cuartos de hora después, nebisqueando:

A la hora del vermout:

Y entre tanto, esos placeres extraños que nos gustan tanto:
Nubes, viento, nieve, sol, crestas de granito, pendientes resbaladizas, ibones helados, collados sorprendentes, laderas vertiginosas, dedos entumecidos por el frío en la cima, valles profundos y bajada disfrutona: esquiada sobre nieve muy segura, a ratos dura y a ratos polvo, movida por el viento. ¿alguien da más?











miércoles, 16 de abril de 2014

Buena nieve primavera, en el diente noroccidental de Batanes


Este domingo pasado madrugamos bien y nos fuimos a aprovechar el paquetón de nieve que hay en la alta montaña. Elegimos una ruta a la que teníamos echado el ojo en verano, con un itinerario bastante directo y buena altitud: el diente noroccidental de Batanes (en la foto, el de la izquierda). Se puede subir hasta la cima con tablas, y te plantas a más de 2.800 metros. A priori teníamos duidas sobre la nieve (estuvo haciendo calor toda la semana). Pero cogimos casi toda la subida en sombra, sobre todo abajo, y la verdad es que estaba muy bien. Nieve dura, para foquear con cuchillas en todo momento.

Tras pasar el bosque de abajo, como suel ser habitual, con los esquís en la chepa, ya con una sudada encima nos calzamos las tablas encuchilladas en la majada del Serrato. Subimos la primera rampa fuerte (la más fuerte y mantenida de la excursión), entre pinitos y a la sombra, mientras enfrente ya da el sol en las mallatas de las Argualas.


Encadenando pequeñas palitas con tramos más suaves, llegamos en dos horas a los ibones de Serrato, donde nos da el sol, y tomamos algo de agua, un poco de resuello, y nos ponemos a recorrer las palas y rellanos, como los tobganes de un aquapark, por los que recorremos la cuenca de los ibones de Labaza. El sol ya brilla, aunque muy de refilón, en algunas palas; la mayoría siguen en sombra. Luego, las encontraríamos perfectas a la bajada, todas al sol pero con poco tiempo de luz, todavía con la nieve casi dura.



A las 11 de la mañaa, ya estábamos en la cima, sin viento, al sol. Un día muy bueno que aprovecharon también otros montañeros esquiadores con los que copincidimos en la cima (no muchos). Solo quedaba disfrutar de la bajada.



Esquiamos muy a gusto. Con esta nieve, hasta parece que sabemos esquiar! Apuramos los metros finales entre zaborros de nieve y pinos del barranco que hay al norte del zig-zag de la subida. En este tramo ya voy al límite, por mi falta de forma física en las piernas y por el miedo a dar un mal giro y tronchar la rodilla...pero ha sido una bonita excursión, con una muy buena esquiada, y aprovechando a fondo toda la mañana. ¡Ahora a por la siguiente!





lunes, 17 de marzo de 2014

Sesión doble


Domingo 16 de marzo, 5:30 A.M. pipipipi....pipipipi....¿Ya son las 6? ...pipipipi..¡A no!, que ayer adelanté media hora el reloj para salir al monte. Paro el despertador. Me levanto sin pereza. Preparo un café. Me visto en el salón, desayuno, preparo la mochila y salgo de casa. 6:30 de la mañana y ya estoy conduciendo hacia Canfranc. Aparco en el parking que hay a la izquierda de la entrada a Canfranc pueblo. Me pongo las botas que ya llevan 18 años conmigo, cargo la mochila con los esquís y me pongo a subir por la GR hacia Gabardito. Son las 7:00. Ya es de día. Recorro la parte baja del Barranco de los Meses, zetas y más zetas. Fuente de la pajeta, altitud: 1230 m. ¿Sólo? LLego a la pista de Gabardito, mientras el viento sopla fuerte en las copas de los pinos y se lleva las nubes altas del cielo aún sin sol. Bebo un buche de pureza en la fuente de los Abetazos. Empieza a aparecer nieve en la pista, al principio en parches dispersos. Ya hay más nieve que tierra en la pista cuando llego a Gabardito. Altitud: 1590 m (marca el cartel, que está mal; son 1470 en este punto, donde acaba el bosque y se abren los pastos repletos de gabarderas). 8:04 A.M. Me calzo los esquís. La nieve está blanda, porque ha hecho calor por la noche. Foqueo esquivando rosales. A partir de aquí entro en terreno desconocido. LLaneo bastante y con alguna suave subidita me voy directo al oeste, siguiendo el barranco de la Añaza. Paso entre pinos jóvenes, haciendo un poco el jabalí y llego a la parte más empinada. La supero dando algunas zetas en la ladera de nieve sopaza, ¡a estas horas!. Enfilo el centro del barranquito, y en pocas zetas cortas más estoy en la majada de la Añaza. No puede haber más nieve! Foqueo dando amplias zetas, sobre una ladera que cualquier esquiador encargaría, hacia la cima de Las Blancas. La nieve esta muy buena. Aquí hace más frío y los esquís solo se hunden 3 dedos. LLego al collado que hay debajo de la cima (altitud: 2050) y me tengo que resguardar del viento que me tira. Como un plátano y una barrita de cereales, bebo un poco de agua y quito las focas al resguardo de una caseta (por allí pasa la pista de Las Blancas). Son las 10:00. Paso de subir hasta la cima por el lomo, el viento no deja mover ni los bastones (cuando levantas uno ya se ha puesto horizontal). Así que me calzo los esquís y me tiro por la ladera. A pedir de boca. ¡qué grande al subir, y qué corta al bajar! Luego por la parte baja entre árboles y gabarderas, un poco de giros y un mucho de remar. Tengo que soltar la talonera. Se acaba la nieve y hay que volver a cargar el burro. En una piedra al sol, como y bebo al calorcito de las 11 de la mañana. La bajada hasta Canfranc me cuesta lo mismo que la subida (hay que cuidar las rodillas, que tienen que durar). 12:30 A.M., de nuevo en casa, se acabó la sesión de la mañana. Ducha, cerveza y a preparar la fondue.

Primer rayo de sol en el refugio López Huici

Pico de Tortiellas desde Gabardito

Barranco de La Añaza

Ladera entre la majada de Añaza y Las Blancas

Parte nevada de la excursión

Primeras hepáticas que veo esta temporada

21:00 del mismo día. Hago una perdida a Maite. Para entonces,  había secado botas y focas, me había vestido otra vez de montañero y había vuelto a hacer la mochila. Antes aún, había mandado 8 mensajes a amigos que hacen travesía por si se apuntaban a la sesión de noche, pero casi todos no podían. Es de noche, noche de luna llena. Recojo a Maite y tomamos carretera al valle de Tena. Paramos junto al cementerio de Sallent y nos preparamos para subir al monte Pacino. Después de cruzar la carretera vemos que hay poca nieve, muchas calvas. Es de noche y ninguno hemos subido nunca aquí. Deidimos no tentar a la mala suerte y nos vamos a Formigal. 22:30, parking de Sextas en Formigal, 1500 m de altitud. Un maquinista de la estación nos advierte del peligro: van a trabajar con cables en la zona de Tres Hombres, hacia donde queremos ir. Pero no empezarán hasta la una, así que nos ordena: "a la una tenéis que estar aquí de vuelta". Foqueamos bajo la luna por la pista del río. La pendiente es suave. La nieve está muy dura donde no han pisado, y la luna brilla en las huellas de esquís que han hecho hace pocas horas sobre nieve sopa. Vamos a buen ritmo. En la hoya de Furco pongo cuchillas. Las palas de la parte de arriba son más empinadas, sobre todo una cerca ya de la llegada del telesilla de Tres Hombres. Hago zetas con poca inclinación, canteando con mucho cuidado en la pala llena de bañeras. Justo a medianoche llegamos a la salida de la silla (2200 m). Saco unas cuántas fotos del paisaje espectacular, nevado y plateado del Valle de Tena bajo la luna llena. Rápidamente nos quitamos pieles y a esquiar. La nieve dura y bacheada nos obliga a cantear fuerte y a regular mucho la velocidad. Las piernas ya queman. De la mitad para abajo han pisado ya y me dejo llevar por la pista ancha y plana. La luna ilumina los 60 m de anchura de la pista, toda para mí. Disfruto de los giros. En esos momentos no siento el cansancio. LLegamos por fin al aparcamiento. Es la 1:04 del 17 de marzo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Joder, qué sueño tengo.












domingo, 2 de marzo de 2014

Entre borrascas...güen diya




Dejarse caer. Sentir la aceleración que te hace deslizar cada vez más rápido. Doblar rodillas, bajar el tronco, separar los pies y balancear tu cuerpo. Regular, con el giro que te retiene, la velocidad hasta igualar frenada y aceleración. Descender entonces a velocidad constante, sinuosamente, bailando en ondas sobre la nieve polvo virgen caida el día anterior, bajo el primer sol de la mañana. Gozar.


Hoy he madrugado bastante, ya que prometí a mis hijas acompañarlas a las once de la mañana a pasear algunos perros en el albergue de la asociación protectora de Jaca (Asociación Protectora de Animales y Plantas Pirineos, APAPP). De todos modos, a las 7,15, cuando me he calzado los esquís en el mismo puerto del Cotefablo, ya he podido guardar la frontal. Había mucha nieve caída durante la semana y sobre todo el día anterior. Nieve fresca, polvo, desde abajo hasta arriba. Había despejado por la noche y hacía una buena temperatura (-2ºC). He subido al Pelopín, corta excursión sin riesgos, apta para ir en solitario un día con riesgo 4 de aludes por encima de 2.000 metros. Uns mañana preciosa, entre borrascas del día anterior y de la tarde, esta tarde en la que escribo ya con todo el Pirineo tapado por las nubes y lloviendo suavemente en Jaca. A veces ocurren estas cosas, ¡y qué agusto te quedas! Una sola gota amarga: no haberlo compartido.

Os dejo algunas fotos:
















Y un vídeo, con música de Norah Jones (canción "Good Morning", del album "Little Broken Hearts")