miércoles, 10 de septiembre de 2014

Verano inquieto II: "love climbing" en los Pirineos

Este verano, contra todo pronóstico, está siendo de bastante escalar. Todavía no he recuperado la confianza y forma de antes de la operación, pero ya he podido rodar en vías de varios largos sin acordarme que hace un año me planteaba si dejaría de escalar para siempre.
Con David, nos estamos aficionando a las vías de escalada  de quinto grado y equipadas. Últimamente se están abriendo bastantes de estas en el Piri y en el Prepirineo. El grupo de escaladores "Sendero Límite", principalmente, son los que más vías de este estilo están abriendo. Son escaladas que disfrutamos un montón los que no tenemos mucho nivel aunque llevemos ya bastantes años escalando.

Como son vías muy seguras, en las que es sencillo maniobrar, con reuniones rapelables y los seguros muy cerca, se pueden hacer sin apuros por gente que está empezando. Vamos, vías a las que se puede llevar a las "novietas": Love Climbing. Y no entro a valorar si es buena o mala idea lo de ir a escalar con la novia (no digo con la mujer, porque entonces ya me da la risa). Lo que sí que puedo asegurar es que sirven para que los que somos padres y nos va saliendo calva, disfrutemos de nuestras escapadillas como niños. Así que, aunque a veces se pasen con los seguros (ojo, se te pueden acabar los expreses del arnés), desde aquí un agradecimiento a la gente que equipa estas vías bonitas y disfrutonas, especialmente a los de Sendero Límite.

El 15 de junio escalamos "Los Terceros También Existen", en Peña Ruaba. Queríamos hacer la vía Valle de Canfranc en la cara sur del Tobazo, pero cuando llegamos a Rioseta el tiempo no era bueno, el viento norte metía nubes frías en las cumbres cercanas y tenía pinta de que habría niebla y lluvia. Así que, como suele ser habitual, viramos al sur. Paramos en mi casa para sacar la reseña de una vía que nos apetece, en Peña Ruaba: El Espolón del Gállego. Según íbamos bajando por la carretera del embalse de la Peña, se nos antojó que la vía era demasiado larga, y yo tenía algún compromiso por la tarde. Para mí era la primera escalada en 6 meses y no venía muy entrenado, así que me pareció perfecto ir a la vía más fácil de Peña Ruaba: Los Terceros También Existen. Una vía que solo tiene un largo un poco más tieso, el tercero, de V grado. Nosotros lo hicimos como segundo largo, ya que empalmamos los dos primeros. También empalmamos largos hacia arriba; íbamos con dos cuerdas de 60 m. Al acabar la vía, un pequeño destrepe hacia la cima de Peña Ruaba nos deja en un collado y desde allí seguimos subiendo, en ensamble por unas rampas que están aseguradas. Una vez arriba, solo quedaba bajar hacia el este para empalmar con la vía ferrata, ya de bajada hacia el sur. No pasamos nada de calor, más bien, al principio y a la sombra, casi frío. Así que nos libramos de un importante marrón en el Tobazo, pero también seguramente de un frío y un viento bastante molestos en el Espolón de Gállego. Al fin y al cabo, una bonita mañana trasteando con los "titos" de escalar.




El 28 de junio me tentó mi hermano Pablo, a través del wasap, para unirme a él y a Raúl al día siguiente. La tentación era grande, y decidí caer en ella dulcemente. Así que el domingo 29 de junio por la mañana, bien temprano, me presenté en un aparcamiento de Formigal donde habían dormido con la furgoneta. Sin perder tiempo, y con más frío de lo que habríamos imaginado, nos fuimos hasta el inicio de la pista, nos pusimos los arneses y recorrimos la fácil aproximación a la vía Valle de Tena en la cara sur de Peña Foratata. Era un día frío, incluso muy frío, con "raca" en la cara norte del Pirineo; nos encontrábamos, por ser la pared de orientación sur, al sol, justo al resguardo de las nubes y la llovizna venteada que convertían en un infierno la zona del Midi y Portalet. Con esas condiciones de tiempo dudoso, solo estabamos nosotros en la vía.

Empalmamos largos en la primera parte (L1+L2 y L3+L4) y al final (L8+L9). Salían así 6 tiradas, y como eramos tres nos repartimos a 2 tiradas por persona. Empezó Raúl por las rampas de buena caliza, algo tumbadas, de la parte baja. Alguna salida más tiesa, alguna placa de adherencia, y una sección de canalizos le daban algún picante a estos largos, que en general son fáciles, y como casi toda la vía, muy bien protegidos. Seguí yo por los dos largos siguientes, un poco más verticales, anteriores a la fisura/off-width que marca el punto álgido de esta vía. Me gustó la escalada en esta sección, con diedros bonitos y buen canto, pero me costó algo vaciar la mente lo suficiente para darme algún paseo entre chapa y chapa (8m? 10m?). (Recomiendo a todo el que vaya que se lleve un par o tres de friends, yo los eché en falta). Después, a Pablo le tocó el largo clave. Ya desde la reunión impresionaba bastante este largo, realmente difícil, y Pablo se lanzó dispuesto a pelearlo. Lo peleó duramente, como un gusano titánico, empotrando medio cuerpo entre las paredes cuando la chimenea se convirtió en fisura, y la inclinación vertical del incio fue haciéndose desplome poco a poco. Al final llegó a los cantos de la parte final, gracias a los cuales pudo ya sacar los pies y subir en técnica de diedro hasta la reunión. Un señor largo de 6b que se curró el hermanito, resoplando y arrastrándose, pero sin cometer la deshonra de agarrarse a los expreses. Por detrás, Raúl y yo no tuvimos remilgos en deshonrarnos en el punto clave (cuando la fisura/chimenea es muy muy estrecha, tienes que salir, ya no hay ningún cantito para los pies, y aún no has llegado a los cantitos para las manos) y nos agarramos al express. De allí para arriba ya fue más sencillo, con una bonita chimenea al final, también algo estrecha, pero mucho más asequible (a mí en general me gustan las chimeneas).

Mientras recogíamos las cuerdas, nos llegaban chispitas de lluvia traídas desde Francia por el viento norte. Bajamos con mucho cuidado por la faja Fermín y al final destrepamos un escalón de la pared de unos 20 m (destrepe de II). Una vez en la hierba, volvimos felices hasta el coche.  Tres padres de familia satisfechos de su escapadita una mañana de domingo.

Raúl empieza empalmando los dos primeros largos.


Raúl aprieta un poco en la salida del L3


Raúl en uno de los diedros de los largos intermedios

Largo clave. Pablo nos espera triunfante en la reu.

Bajando con cuidadín por la faja Fermín


Algunos de los habitantes permanentes de la vía:

Antirrhinum molle

Tomillo

Carex halleriana

Lonicera pyrenaica

El viernes 25 de julio, después de pasar tres días en el valle de Espingo, David y yo nos trasladamos a Montfalcó, al refugio Casa Battlle. Al día siguiente, nos bajamos temporanito al incio de la cresta Urquiza - Olmo. Nos confundimos al tomar el camino de bajada desde la ermita de Santa Quiteria (hay que llegar a la misma ermita y empezar a bajar por el filo de la cresta, siguiendo unas marcas azules perfectas). Nosotros empezamos a bajar por el bosque sin haber subido a la ermita, y nos comimos un buen marrón de "jabalinear". Tras un mal comienzo, conseguimos empalmar con el camnino bueno y terminar llegando a la base de la cresta. El primer largo casi nos asustó un poco, pero como había que meterse...me metí y lo saqué bastante bien.
Después de este largo, de V+/6a, de 40 m, el resto de la cresta es otra cosa, mucho más relajado.
Disfrutamos de los siguientes largos, prontito en la mañana, pero ya a las 9 y media empezaron a cantar las chicharras...hacia las 11 llegamos, tras el segundo rápel, a la reunión en la que se toma el L7, que tiene pinta de ser uno de los más bonitos. El calor era ya brutal, y justo allí, en la brecha, se podía salir fácilmente al camino, así que no nos lo pensamos demasiado y nos escapamos del crematorio. Nos quedó pendiente la segunda parte de la vía, que se puede hacer también aproximando cómodamente hasta esa reunión. La subida, por el empinado sendero, con un calor de mediados de verano en Monrebei. Cantaban las chicharras, nos agarrábamos a las raíces de los durillos y algún madroño. Olía a romero y a sabina, potenciadas sus esencias por el calor que nos hacía sudar y mezclar aromas propios y ajenos. La tierra cubierta de hojarasca resbalaba en las partes más empinadas. Una subida selvática, hasta llegar por fin al albergue de Montfalcó (casa Batlle), donde las cervezas estaban bien frías...¡y qué bien nos dieron de comer!!
Disfrutando de los parabolts y de las vistas, a primera hora de la mañana

El 9 de agosto madrugamos en Jaca y nos fuimos a por el segundo intento de la cara sur del Tobazo por la vía Valle de Canfranc. La tarde anterior había caído una tormenta de espanto en la cabecera del valle del Aragón, justo allí, que me pilló en lo más fuerte bajando en coche por Canfranc Estación. La cortina de agua y granizo era tal que no se veían ni las luces traseras de loos coches de delante. COn semejantew ionfierno de agua tuve que parar, como los demás vehículos; a mí me tocó la parada justo junto al poste del punto kilométrico 666.
En fin, que a la mañana del sábado nos plantamos en Rioseta, con una previsión meteorológica favorable, y nos fuimos para arriba. En la pared había muchos rezumaderos de agua. Mientras nos aproximábamos, dudamos cuál era la canal que nos tocaba...por ver si la tendríamos seca. Cuando por fin ya vimos el inicio de vía, comprobamos que había bastantes chorreras por donde teníamos que subir, sobre todo en los primeros largos. Estuvimos a punto de retirarnos por segunda vez, pero al final pudieron las ganas (al fin y al cabo, si lo veíamos muy feo, siempre podríamos rapelar...). Fue un acierto. Sí que me tocó en un largo hacer un paso "across de river", ya que una franja de agua de un metro y medio de ancho corría por la placa de adherencia mojando los parabolts...así le dimos un poco de picante al "love climbing" (wet love climbing...). Luego, del 4º largo para arriba encontramos toda la vía seca. Una vía superbonita, larga (15 largos), con variedad de tipos de largos (bavaresas, diedros, adherencias) con dificultades hasta máximo un paso de 6a (es lo que para mí se podría considerar el primer V+ que marcan las reseñas). Mucho ambiente en la parte final, donde ya coge buen patio, y un disfrute total, ya que de parabolt en parabolt no hay pérdida. Seguo que se convertirá en una gran clásica. En esta me dejé la máquina de fotos en el coche.

Para cerrar este gran verano de escaladas largas y disfrutonas, el 6 de septiembre nos fuimos a pasar la mañana a Peña Ruaba, en la vía Espolón del Gállego. Otra gran gozada, que escalamos solos, con buena roca, buen equipamiento, buenas vistas, y una brisita que no molestaba pero servía para que no agobiase el calor. Claro, así hasta me salió el paso de 6a+ en libre. LLegamos hasta la cima de La Ralla (los primeros 250m) y ya decidimos bajarnos, para bajar a comer a Murillo. Hicimos los rápeles que cruzan la vía Tierra de Dragones (qué buena pinta también ésta), empalmando los dos primeros y los dos últimos con las dos cuerdas de 60m. LLegamos al coche cuando el calor empezaba a apretar, justo a tiempo para catar buena jarra de cerveza y bocata en el bar de Murillo.
Y colorín colorado, este gran verano de "love climbing", se ha acabado.
 Primeros largos, asegurndo a la sombra del madroño.

 Bonito largo, con el murito que le da la máxima dificultad a la vía.

Vista desde el suelo, una cordada que venía por detrás de nosotros, montando la última reunión. Mucho ambiente (y buen canto) en la última panza del último largo, dominando el espolón.