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Escalando en el primer tercio del espolón NW del Petit Astazou |
Ya he perdido la cuenta de cuántos años han pasado desde que con mi primo Ibón, realizamos la primera escalada en alta montaña por nuestra cuenta. Hará algo así como 25 años. Ayer hice con mis amigos David y Olatz la misma ascensión que aquella vez: el espolón noroccidental del Petit Astazou. Las sensaciones fueron muy parecidas: dureza en la aproximación, disfrute en la escalada, agonía en el regreso, satisfacción duradera para los días siguientes: altas dosis de felicidad.
Comenzamos el sábado con un viaje pesado desde Jaca hasta Gavarnie. Tres horas de puertos con las carreteras llenas de coches, autocaravanas, muchas motos, nos dejaron en Gavarnie a media tarde, con mucho calor. El pueblo estaba lleno de gente, de coches el aparcamiento. Los bares, brasseries, creperies, bistrot y demás estaban trabajando bien. Había para toda la familia: tendas abarrotadas de chuches para los niños; puestos de quesos y salchichones para los padres; tiendas llenas de no se sabe qué para las madres. Cruzamos la calle principal (Chemin du Cirque) con nuestras mochilas, como raros ejemplares entre la abundante clientela del Astazou, el Taillon, la Cascada. Teníamos justo delante y encima una gran mole rocosa cuya admiración justifica todos estos negocios. Nosotros ibamos a escalarla.
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Gavarnie: el "Chamonix" del Pirineo Francés. Allí arriba a la izquierda, perfectamente perfilado, nuestro objetivo. |
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Durante la ascensión por bosques de hayas, abetos y pinos, el espolón no deja de vigilarnos |
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Llegamos a la cabaña de Pailla antes de lo esperado |
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El sol del 16 de julio de 2016 se despide con una cálida caricia de la cara norte del Taillon. |
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Amanece en la cabaña de Pailla, se encienden la brecha y el Taillón, y nosotros salimos |
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En la aproximación pasamos debajo del Couloir de Swan |
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David comienza el primer largo |
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Las vistas son en todo momento espectaculares |
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David escalando en la primera parte del espolón |
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Empezando a escalar el cuarto largo |
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Las ovejas se pasaron todo el día en el nevero |
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Hacia el diedro tumbado muy bonito del cuarto largo |
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En las placas del quinto largo |
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David llegando a la séptima reunión |
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Olatz en el penúltimo largo |
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Último largo, por una canal con mala pinta por la roca suelta, pero que no era tan mala de escalar. |
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LLegando a la cima |
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Cansados tras la escalada, contentos, pero conscientes de que se nos haría tarde al volver |
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Cinco horas después de hacer cima pasamos junto al refugio de Espuguettes. El sol se despide igual que el día anterior. |
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