domingo, 2 de enero de 2011

Adarra, con Amatxi

El pasado 29 de diciembre del año ya pasado de 2010, subimos en familia al Adarra, aunando a tres generaciones: La amatxi Karmele, los hijos y nuera Pablo, Dani y Pili, y las nietas Alba, Luna y Haizea.

Día de viento sur de invierno, de ese que en Donostia da calor y en las cimas arrecia y hace que se te caiga la moquita. Y así fue, porque en cuanto salimos del bosque anduvimos peleando contra el viento, sobre todo en las cercanías de la cumbre.



Con el viento en la cara,
las piernas cansadas
y las manos enlazadas,
un hombre y una mujer...
son mucho más que cualquier Dios.



Lo bueno de estos días es que la visibilidad suele ser muy buena. Además, al final salió el sol y la bajada fue de lo más placentera.

Desde la cima del Adarra se ve San Sebastián muy cerca. Las jóvenes generaciones inventan los que serán nuevos deportes-aventura del futuro: Aquí el "descenso en body-rolling":


2 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo mejorcito lasbody-rolling girls
Siempre me ha intrigado el efecto regenerador de energía que da la subida a una cumbre

Anónimo dijo...

Buen reortaje, Dani, está guay una salida trigeneracional.